Juan Pablo II y los "Studi Galileiani"

Manuel García Doncel

Centro de Estudios de Historia de las Ciencias (CEHIC)

UAB, Barcelona

España.

 

Una breve introducción presenta el deseo de Juan Pablo II, expresado ante la Academia Pontificia de Ciencias con ocasión de la celebración del centenario de Einstein, de que teólogos, científicos e historiadores estudien profunda y sinceramente el caso Galileo. Presenta también las motivaciones de este deseo, que surgen de su actividad en la Academia Pontificia de Cracovia y del Concilio Vaticano II, y que pretenden facilitar el nuevo diálogo teología-ciencias.

La primera parte analiza los estudios publicados entre 1983 a 1989 en la serie de "Studi Galileiani" del Observatorio Vaticano: los trabajos de Olaf Pedersen, de Ugo Baldini con George Coyne, y de Józef Zycinski, las Actas del Congreso de Cracovia de 1984 tituladas "El caso Galileo: Un encuentro de fe y ciencia", y los "Ensayos sobre el proceso de Galileo" de Richard Westfall. Destaca algunos de los temas más novedosos allí tratados, como el de Baldini y Coyne sobre las lecciones de Lovaina del joven Bellarmino y sus actitudes astronómicas y escriturísticas, el de William Wallace sobre la explicación causal a lo largo de los escritos científicos de Galileo, el de Dietz Moss sobre la prueba retórica y la prueba científica en Galileo, el de Pedersen sobre su sincera religiosidad, el de Zycinsky sobre la unificación epistemológica de Galileo, o el de Westfall sobre el choque de las dos cosmovisiones de su tiempo. E intenta aproximar algunos de esos temas a afirmaciones concretas de Juan Pablo II en el acto de clausura de noviembre de 1992, como la que reconoce que "Galileo, creyente sincero, se mostró sobre este punto [de la interpretación de la Escritura] más perspicaz que sus adversarios teólogos", o la que disculpa que "rechazara absolutamente la sugerencia que se le hizo de presentar como una hipótesis el sistema de Copérnico".

La segunda parte presenta algunos rasgos de la obra de Annibale Fantoli aparecida en 1993 como continuación de esos mismos "Studi Galileiani", y de las modificaciones ulteriormente introducidas en ella por el autor, respondiendo a la positiva crítica recibida.

La conclusión alude al documento de Juan Pablo II de 1988 sobre el modo de entablar el diálogo teología-ciencias, y a los frutos reales que han surgido ya de este diálogo.

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