Galileo y España

Víctor Navarro Brotons

Instituto de Historia de la Ciencia y Documentación "Lopez Piñero"

(Universitat de València-C.S.I.C.). España.

 

Las relaciones cientifico-técnicas entre Galileo y España pueden estudiarse desde, al menos, tres perspectivas. La primera se refiere a los aspectos de la actividad desarrollada en España en el ámbito de la cosmografía, historia natural, filosofía natural e ingeniería que contribuyeron a sentar las bases que harían posible la revolución científica, en general, y la obra de Galileo, en particular. Todo ello con atención, especialmente, a las contribuciones que influyeron directa o indirectamente en Galileo. La segunda, consideraría la influencia española en la vida de Galileo y la tercera se ocuparía de la influencia de Galileo en la actividad científica desarrollada en España, especialmente durante el siglo XVII y primeras décadas del XVIII.

En este trabajo nos ocuparemos de los aspectos dos y tres, lo que no excluye que en los debates que tengan lugar en el Congreso se pueda discutir, y, probablemene, se discutirá, el primer aspecto.

Las relaciones de Galileo con España se centraron principalmente en la cuestión de la determinación de las longitudes geográficas y en la aplicación del telescopio. En 1612 Galileo ofreció al rey de España su solución al problema de las longitudes basado en la observación de la ocultación de los satélites de Júpiter. La oferta no tuvo éxito; fue renovada por Galileo en 1616, y en dos ocasiones más (en 1620 y hacia finales de los años 1630).

Las condiciones para la actividad científica en la España del siglo XVII fueron muy diferentes de las existentes en la centuria anterior, y el contexto ideológico en el que esta actividad tuvo lugar fue extremadamente restrictivo. Esta situación explica la manera en que la obra de Galileo fue recibida y asimilada en este país. Los descubrimientos astronómicos de Galileo se difundieron en fechas relativamente tempranas. Los primeros ecos del Sidereus Nuncius los hemos encontrado en la obra de Daza de Valdés (1623). En los años treinta y durante gran parte de la centuria el principal centro de recepción y discusión de la obra astronómica de Galileo fue el Colegio Imperial de Madrid, dirigido por los jesuitas, que asumieron también la Academia de Matemática fundada por Felipe II. No es necesario señalar que la condena que pesaba sobre la teoría de Copérnico delimitó en gran medida los términos de la discusión.

En cuanto a otro relevante tema de la obra de Galileo, el relativo a la mecánica y a la ciencia del movimiento, cabe decir que su difusión y discusión fue más lenta. Encontramos huellas de la mecánica de Galileo en obras de arquitectura militar, en tratados de astronomía y geografía, en intentos de elaboración de Compendios matemáticos, que incluían las llamadas "matemáticas mixtas" y en diversos manuscritos de temas variados. Podemos decir que la obra que consagra definitivamente la asimilación en España de la mecánica galileana es el Compendio Mathematico de Tomás Vicente Tosca, publicada a principios del siglo XVIII, pero resultado de la actividad de los llamados novatores valencianos de finales del siglo anterior, de los que nos quedan numerosos manuscritos.

Finalmente, destacaremos el estudio de conjunto de la obra de Galileo como fundador de la ciencia moderna realizado por el jesuita español exiliado en Italia Juan Andrés: Saggio della filosofia del Galileo (1776).

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